lunes, 14 de febrero de 2011

Jimena la Histérica

Horas y horas charlando de Jimena, llevándonos siempre las manos a la boca entre los árboles escondidas, perdida en una fastuosa confusión de identidad sexual, si es lesbiana, si es heterosexual, si no le interesa el sexo, si no le gusta el BDSM o le es desagradable, siempre las mismas llantinas, siempre esta con la pluma y tinta aguantando hasta que el frio nos congelaba en el parque, tratando de hacerle ver que su entrepierna estaba mojada, que le encantaba todo lo que yo le hacía imaginar, lo perverso y sucio que su intuición le llevaba a decir por un leve momento sí, siempre le ponía música clásica con mi ipod esa noche le puse en los oídos Canon for three violins and cello - The Scottish chamber orchestra dirigida por Jaime Laredo, majestuosa interpretación, y así la tenía metiéndole la mano mientras ella se distraía con las estrellas  y la música, sentadas las dos en una banca, besándonos hasta perder el control , pero ella siempre miraba hacia arriba no cerraba los ojos, le señalé la luna y miró entonces la punta de mi dedo, me pregunto entre jadeo y jadeo  ¿que le pasó a tu dedo, por qué tienes esa cortada? decepcionada totalmente de la circunstancia  le quité el auricular y le dije suave al oído "Calla , mujer , calla" y le comí el oído como una posesa tratando de meterle por mi lengua mi deseo de hacerla mia.

Y ella al momento que iba a culminar me aventó la mano y me dijo para, para por favor no puedo seguir más tengo miedo... yo seguí, la forcé si, la estrujé me gusta su olor y no me importó sus lágrimas de repente sonó en el ipod "moonlight Sonata de Bethoven" y la hice mía, le abrí la blusa le comí los senos , así el mundo se detuvo por unos instantes mientras le bebía su carne, y con una mano le tapaba la boca y con la otra le introducía mis dedos a la muy puta con el coño más mojado que nunca había conocido. Así la hice mía, me excité tanto verla llorar diciendo que no quería sentir placer que no quería sentir, negándose cada vez más a sentir y yo no lo permití, ¿Cómo iba a dejar a esa pequeña criatura tan deliciosa a mi paladar a mi lujuria de sentirla mia?

Se convulsionó por unos instantes, se retorció y gemía  , gemía como una loca muda llorando y así con esa música y en el silencio del parque con el tiempo parado , saqué la mano y chupé cada uno de mis dedo para hacerla completamente mía, para llevarme por siempre su sabor.

La arropé, le abroché la blusa, le di un beso en la mejilla y le ajusté las bragas, se levantó y la perdí en la obscuridad.