viernes, 1 de abril de 2011

Necrofília

Lo hicimos 100 veces por la noche, cada minuto era un suspiro y un deseo de nunca terminar, de repente desperté y me encontré con un cadáver... respiré profundamente y no sabía que hacer, quería abrazar ese cuerpo frío e inherte, llenarlo con mi lujuria y despertarle a otras sensaciones... solo percibía ese olor de tristeza a final anunciado, entre orgasmos y letargos, entre no querer jamás cerrar los ojos para terminar en  el aroma de esa flor eterna y muerta.

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